Una joven determinada a poner en lo alto a su familia: la historia de Verónica

Otavalo. – Desde Venezuela, Verónica Rivas llegó a Ecuador en 2018, con tan solo 15 años. Le faltaba terminar la secundaria y fue ese, entonces, su mayor temor inicial. “Te voy a ser sincera, yo tenía miedo de ingresar al colegio”.

Comenta que ese temor respondía al desconocimiento del sistema educativo de Ecuador. Pero sus ganas de estudiar rápidamente la encaminaron, al punto de ser designada la abanderada de su institución educativa.

No le fue fácil creérselo. “Viendo mi nombre, yo decía, ¿pero (no) será escolta?”.

Hasta ese momento todo había fluido para Verónica. El primer traspié se le presentó cuando quiso ingresar a la universidad para continuar con su preparación académica.

“En el momento de graduarme sí fue donde vi un poquito el problema porque no tenía ningún documento”, cuenta Verónica, recordando la situación a la que se enfrentó y que es, además, una dificultad para que las personas migrantes puedan acceder al mercado laboral. “Cuando uno busca empleo, siempre te dicen si tienes o no papeles”.

“Dos años de eso y ahora, gracias a Dios, a la regularización, ya tengo cédula. Ahora sí puedo retomar (mis estudios)”, agrega, contenta, desde Otavalo, en la provincia de Imbabura.

Verónica tiene una única motivación: salir adelante. Ya tiene trazado un plan.

“Me encanta mucho la veterinaria, me encantan mucho los animales, los amo, entonces lo que tengo en mente ahora es hacer un curso de auxiliar de Veterinaria”.

Además, continuar en el mundo del deporte. “Yo soy deportista de artes marciales mixtas”, menciona, al tiempo que añade que su papá es quien siempre la apoyó para que se destacara en esta disciplina.

“Cuando él estaba acá, me levantaba a las 06h00 para que saliera a correr, se iba atrás conmigo con el cronómetro”, se acuerda.

Por eso, sus padres son el impulso que la mueve. “Mi mayor sueño es poner a mi familia en lo alto, principalmente a mi papá y a mi mamá. Ellos son mis motivos”.