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Humanicemos la migración

Por: José Iván Dávalos

Jefe de Misión de la Organización Internacional para las Migraciones

Hoy se conmemora el Día Internacional del Migrante, proclamado por la Asamblea General de Naciones Unidas en el año 2000, ante el ya entonces creciente número de migrantes en el mundo.

Han pasado 23 años y la realidad en la que se enmarca esta nueva conmemoración del 18 de diciembre debe llevarnos a una reflexión seria, pero sobre todo humanizadora.

Este y todos los días, la OIM, la agencia de las Naciones Unidas para la migración reafirma su compromiso por promover una gestión humana y ordenada de la migración en beneficio de todas y todos, incluyendo las comunidades de origen, tránsito y destino.

Si bien migrar es un derecho, el aumento de ecuatorianos y ecuatorianas que están tomando rutas riesgosas para migrar hacia el norte del continente es preocupante.

Según los últimos registros de las autoridades panameñas, en lo que va de 2023, alrededor de 55 000 ecuatorianos han atravesado la provincia del Darién, en la frontera colombo-panameña, constituyéndose en la segunda nacionalidad que más usa esta riesgosa ruta.  

La más reciente Matriz de Monitoreo del Desplazamiento-DTM de la OIM, determinó que las principales razones para migrar son la búsqueda de oportunidades laborales (58%), la reunificación familiar (18%) y la búsqueda de mejores condiciones de vida (14%).

Esta realidad es la que debe impulsarnos a la reflexión, a darnos cuenta de que detrás de la migración hay personas, en ocasiones, familias enteras, con aspiraciones de mejores oportunidades, paz, o en la búsqueda de lo que todas y todos merecemos: una vida más digna, una vida mejor.

Sin embargo, con frecuencia, estas personas experimentan todo tipo de violencias en su trayecto y en las comunidades de acogida. Los recientes acontecimientos ocurridos en el país son un ejemplo y una muestra de que necesitamos seguir trabajando en conjunto para superar la xenofobia y la discriminación y así desactivar los discursos de odio, alimentados por la desinformación.

Es imperativo que una sociedad que está viendo crecer los flujos migratorios de su población se humanice, que hoy más que nunca sea solidaria y empática; recordemos que el poder de una persona migrante no debe ser subestimado y que la migración, en nuestras comunidades, demuestra estar constituida por agentes de cambio.

En 2022, por ejemplo, de acuerdo con los datos del Banco Central, las personas migrantes contribuyeron al 6,5% del PIB del Ecuador y las remesas tuvieron un valor de USD 4743 millones.

Necesitamos empezar a mirar estos datos, enfocarnos en el lado positivo de la migración. La situación migratoria actual demanda esfuerzos globales, pero también individuales para no dejar a nadie atrás. Alejarse de estigmas y estereotipos, empezar a mirar lo que se ha enseñado a no mirar y tener presente que migrar es un derecho humano, puede ser un punto de partida.